Corría el año 2001.
El grupo estaba iniciando prácticamente su andadura y yo llevaba trabajando un par de años en él. Acaba prácticamente de terminar mi proyecto final de carrera donde habíamos construido un sistema de telemedicina para la universidad. La idea era permitir que pacientes pudieran acceder al médico desde sus casas parecía una realidad en aquellos días. Donde el ADSL era una novedad, la fibra óptica era aún una utopía y donde 300kb/s simétricos era un sueño.
Entre los primeros sistemas de telemedicina que construimos uno de ellos fue el de Tele-Ginecología. Yo en aquel momento trabajaba en el desarrollo de sistemas de videoconferencia, nada que ver con mi trabajo hoy en día, como cambian las cosas. Yo, de pequeño, había querido ser médico y en aquel momento que mi vida me había llevado a ser ingeniero, de forma humorística, me hacía llamar ‘tele-medico’. De algún modo me había acercado a ese mundo, quizás no por casualidad.
La idea era poner un servicio que permitiese a las mujeres embarazadas de alto riesgo comunicarse con su médico a distancia sin tener que abandonar el reposo en su casa. Como idea estaba bien, pero, para poder llevarla a cabo el ginecólogo tenía que tener acceso a imagen ecográfica. Dicho y hecho, encontramos unos ecógrafos portátiles que tenían salida de video y los conseguimos conectar al sistema. Nos sorprendimos de lo fácil que fue entrenar a las pacientes en el uso del ecógrafo y el alto grado de aceptación de la aplicación.
Lo cierto es que el proyecto fue un éxito y de hecho tuvo repercusión nacional. En el video anterior podéis ver una de las apariciones que el sistema tuvo en las noticias. El proyecto terminó y la industria no lo asumió, como tantos otros proyectos de los que hemos aprendido muchas cosas, pero que no tuvieron una continuación directa. Sin embargo, lo que pocos saben es que una de las pacientes del piloto, que no tenia hijos, había tenido tres intentos fallidos antes y que, gracias al proyecto, pudo crear una vida.
Por eso quizás este proyecto fue personalmente especial para mí. Quizás en aquel momento no vi la dimensión, pero cuando yo tuve a mi hijo un par de años después, me di cuenta de lo que significaría para esos padres. Aquel proyecto nos produjo algún rédito permitiendo continuar nuestra investigación, pero, seguramente, para esos padres aquel proyecto no tuvo precio. Cuando ves que tu trabajo es capaz cambiar la vida a una pareja que quizás estaban a punto de tirar la toalla y ayudar a que una vida a salga adelante. Las jornadas de trabajo infinito y la frustración cuando las cosas no salen, son menos dolorosas y las ganas de seguir avanzando cada día hacia el futuro son más grandes.
Por eso me gusta lo que hago. (@cfllatas)
Creo recordar que el máximo que nos ofrecía ONO en aquella época era 512kbps de subida y 128 kbps de bajada… Un milagro lo que conseguimos hacer. ¡¡Gran artículo Carlos!!